Por Juliana Uribe Vélez.
@julyuribev

Hace una semana, después de publicar un anuncio de empleo, una persona me respondió de inmediato la siguiente frase: “Yo le viralizo lo que sea”. Además de considerarla producto de una delirante ignorancia, la frase me dejó un sin sabor lleno de dudas sobre el trabajo que llevamos a cabo dentro de este escenario del social media; donde muchos buscan sacarle provecho a la falsa sensación de popularidad que da el anonimato de un @ del que no sabemos nada, espacio en el que cada día estamos reinventándonos y trabajando en un medio de veloz evolución.

La esencia de nuestra labor no ha cambiado desde que se creó Internet, solo hay más fuentes y también más obligaciones. El trabajo es el mismo: comunicar, contarle a la gente cosas para que con esa información haga algo (comprar, compartir, comentar), pero no debemos olvidar que esto es un “negocio”, y como tal, requiere de gente profesional que sepa lo que está haciendo.

Por eso la frase quedó retumbando en mi cabeza… Primero pensé que estaba en otra dimensión, rápidamente supe que la inmediatez parece haberle robado algunos la oportunidad de reflexionar antes de responder. Aclaro, el anuncio no solicitaba un influenciador, pero en algún momento esta persona pensó que “lo que sea” aplicaba para cualquier cosa… Medimos las cosas según el alcance de nuestro universo personal.

Valoro mucho el papel que cumplen los influenciadores, yo misma he trabajado en varias oportunidades como una de ellos, he compartido mis ideas y experiencia con quienes me leen y sí, he ganado dinero por hablar de lo que me gusta, de lo que sé, repito, esto es un negocio y tengo claro que todos merecemos que nos paguen por cumplir nuestro papel dentro de él. Pero tenemos que saber que esa vaga idea de que toda marca busca “viralizar” su contenido es el primer paso para joderlo… Los objetivos de las marcas son tantos como los peces en el mar.

Que una persona como Kim Kardashian se haya hecho famosa porque todo el mundo vio (concepto base de la expresión viralizar) el video donde tiene sexo con su novio, no significa que es lo que quieren todas las marcas, es como un mito basado en un cuento de hadas: no todas las huérfanas que trabajan como empleadas se casan con un príncipe.

Debemos saber diferenciar nuestros roles dentro del trabajo que desempeñamos, es triste que quienes están afuera no sepan lo que hacemos. No podemos darles la oportunidad a los demás de creer que nos pagan por perder el tiempo en redes sociales, tomarnos selfies, crear memes y comentar los platos que nadie se come en la vida real. Eso es decirle al mundo que no somos estrategas, sino que la misma idea la replicamos hasta el cansancio y para eso, créanme, no hay que estudiar y mucho menos nos tienen que pagar.

Un influenciador no es un community manager, el primero trabaja como la antena amplificadora de una iniciativa, el community manager es el estratega general, debe ser creativo, saber de estadísticas y sobre todo conocer cómo sacar provecho de ese poder difusor de los influenciadores que trabajan con él.

Debemos entender que el influenciador no es indestructible y cuenta con la reputación que tenga dentro de su audiencia, por lo que no podemos tomar a la ligera el trabajo que implica replicar ideas. El dinero no compra una reputación, y si al otro lado de la pantalla quienes te leen son humanos (lo digo para obviar a los perfiles falsos o robots detrás del gran número de seguidores de muchos perfiles), pues estas personas se basan en la credibilidad que tienes para hacer lo que les sugieres.

Debes saber a quién le hablas, conocer su lenguaje, saber qué quiere tu cliente y hacerlo a su manera manteniendo tu esencia, no es suficiente que te sigan muchas personas, debes saber si esas personas son la audiencia que la marca busca, así que es mentira que cualquiera puede “viralizar lo que sea”.

Les voy a dar un dato obvio pero útil, así como usted merece ganar por el trabajo que hace, el que paga no se puede dar el lujo de perder dinero mientras usted ensaya y aprende.  Aún me pregunto si esa persona tenía un error conceptual con la palabra viralizar como tal o de verdad creía que eso es lo único que hacemos.

Juliana Uribe Vélez.

Comunicadora-periodista encantada con todas las formas de contar historias, desde las cartas de amor en papel, que ya nadie envía, hasta las epifanías de 140 caracteres desde el celular. Trabaja como Project Manager desarrollando estrategias de marketing digital para marcas de lujo. Apasionada por la moda, los libros, la música y el deporte, siempre verán que estos son los detalles que llenan sus redes sociales.